Lo que queda después de Sant Jordi en nuestra casa es un jarrón con las rosas en agua y un nuevo montón de libros pendientes de leer. Sant Jordi es la gran fiesta. Ese día hay que salir de casa, abandonar el dulce hogar y agotarse en las calles curioseando paradas de libros, reconociendo caras de autores conocidos, comprando libros deseados y adquiriendo rosas. Este Sant Jordi he vuelto a coincidir con mi marido Sergio Vila-Sanjuán, que presentaba Código best seller, en una librería para firmar libros. Es el segundo año que nos pasa, muy grata experiencia pero gran exigencia que esto se convierta en costumbre. Estuve en varios puestos de la ciudad. Mi hija Leti me acompañó como buena editora, que seguro será. Lo de menos fue firmar -fueron algunos pocos- y lo más intersante observar y descubrir cuántos acontecimientos se producen alrededor del mundo del libro.

El Día del Libro tuve el placer de volver a conversar con María Dueñas, autora del delicioso El tiempo entre costuras, que trabaja ya en una nueva novela; de compartir el optimismo de Antoni Bolinches, autor de La felicitat no té preu ; de ver a mi lado fenómenos como el de la autora juvenil Laura Gallego; o superfenómenos como el  de Albert Espinosa en cuyas filas de fans había varias personas dicapacitadas y muchos jóvenes y adolescentes entusiastas; de descubrir a Alejandro Palomas, finalista del premio Primavera de novela con El alma del mundo -una de mis futuras lecturas-; de reencontrarme en poco tiempo con las autoras Gemma Cernuda o, después de mucho, con Sylvia de Béjar, que presenta Deseo; o de disfrutar de esas visitas cariñosas -Pili y Javi, Merche  y Carlos, Mercè, Ana, Víctor- de amigos o familiares.

Y al volver al hogar, las rosas en agua nos recuerdan los afectos y los gestos de los que nos quieren. Y los libros las pasiones y aficiones de cada uno de los de casa. Así el pequeño tiene un nuevo volumen de Geronimo Stilton; mi otro hijo, un libro sobre fórmula 1; la mayor, nuevas incorporaciones literarias; la segunda, libros de vida, de casos reales, que es lo que le gusta; mi marido más de literatura y mundo del libro y yo nuevas novelas. Dicen que si después de los cuarenta sigues leyendo novelas es que no has madurado (???). Estoy con Los enamoramientos del gran Javier Marías. Sant Jordi redecora nuestro hogar con sus símbolos de la rosa y el libro. ¡Hasta el próximo año!