bola del mundo«Cuando un ambiente es desordenado, caótico o cargado de contaminación visual y acústica, el exceso de estímulos nos desafía a intentar configurar una identidad integrada y feliz». El Papa Francisco escribe estas palabras en su encíclica dedicada al cuidado del medio ambiente, a lo que él denomina la casa común. El pontífice, que es claramente un líder que traspasa el ámbito de sus fieles, analiza lo que está pasando en nuestro planeta y habla de una ecología integral  que tiene en su base una ecología de la vida cotidiana. Me gusta. Se trata de cuidar el planeta desde nuestros hogares.

Nuestro día a día está repleto de gestos que según la dirección que adopte alimentan un espacio más saludable o menos. Cuando uno toma conciencia de que separar los residuos es beneficioso porque se pueden reutilizar materiales como el plástico o el papel y también realimentar la tierra con los restos orgánicos, no  ve como una carga tener varios espacios de recogida de basura. Cuando uno es consciente de que el agua es un bien preciado -tragedia si nos falta unas horas- y por el que se paga, cierra el grifo mientras se lava los dientes o enjabona la cabeza en la ducha.

Adoptar actitudes domésticas sostenibles debería ser algo casi automático. Hace poco me pasaron un video por whatsapp. Recordaba que en generaciones anteriores a la nuestra donde no se hablaba de ser ecológico la gente llevaba las botellas de vidrio ya usadas a la tienda, las hueveras de casa para rellenar, la bolsa de pan de tela, no usaba bolsas de plástico, compraban los productos a granel, no tenían más que unos pocos electrodomésticos…No es cuestión de abanderarse bajo ningún lema sino de hacer que las cosas funcionen bien en nuestra casa y por extensión en nuestra sociedad. Además, como en tantas cosas cotidianas, hay que enseñar a vivir en clave de beneficio no de sacrificio.Tenemos el mal vicio de considerar las tareas de casa como algo negativo y farragoso. Tener una casa ordenada y limpia donde el consumo sea razonable y razonado revierte en una mejor calidad de vida.

«…evitar el uso de material de plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles, apagar las luces innecesarias» son algunos de los gestos que enumera el Papa para educar en un estilo de vida de responsabilidad ambiental. Lo tenemos realmente fácil para aportar nuestro granito de arena para que el planeta sea un espacio mejor para todos. ¿Te apuntas?