Uno de nuestros hijos cumple 13 años. Ambiguo número que le sitúa en un área intermedia del terreno de juego, su preferida en el campo de fútbol. No es un peque ni un mayor y con su 1.71 de altura no me atrevo a llamarle mediano. A parte del esférico, una de sus grandes aficiones es la comida. Le gusta prácticamente todo y en grandes cantidades. Está acostumbrado -no le queda más remedio mientras viva en casa- a comer sano y saludable, quizá por eso sus transgresiones gastronómicas son siempre altamente calóricas y elevadas en grasas. Recordad el Triple A.

Le gusta celebrar su aniversario en casa, con sus íntimos, y alrededor de una mesa. Para acabar apalancado en el sofá con una película de muchísima acción y una buena ración de palomitas. He aprendido que inculcar a nuestros hijos a comer bien, de forma equilibrada y con abundancia de productos verdes se hace cada día; que los días especiales hay que hacer excepciones. De este modo llegamos al menú celebración de nuestro hijo: aceitunas, patatas y berberechos de aperitivo -importante: permitirle beber el líquido-; el plato central pollo KFC y de postre bizcocho -esta es mi aportación- con nata y chocolate.

Intuyo que todos sabéis que KFC responde a las inicales de Kentucky Fried  Chicken, una cadena de comida rápida con las piezas de pollo rebozado como elemento estrella. La verdad es que su fórmula, casi tan secreta como la recién conocida de la Coca Cola, confiere a los trozos de pollo una textura muy crujiente por fuera y -para mi asombro- tierna por dentro. Así que nos sentamos tres generaciones para alimentarnos con el susodicho pollo. Me inquieta que los locales de la cadena están en cierta decadencia en la ciudad, pero mi hijo dice que eso no afecta al pollo. Para saber más: http://www.kfc.com/

El otro día adquirí en Gadgets un molde con forma de pelota de fútbol. Lo relleno con el bizcocho del yogur. Os paso la receta (se la debía a Montse):

Ingredientes: 1 yogur de limón (el envase sirve de medida), 3 huevos, 2 medidas de azúcar, 2 1/2 de harina, 1/2 de aceite de girasol, 1 sobre de levadura. Todo bien mezclado 30-35 minutos al horno a 180 grados. Lo decoro con chocolate y con las velas.

Transcurridas 24 horas del evento, ya hemos metabolizado la cena y no hay que señalar incidentes. Lo mejor: disfrutar en casa de estos momentos de celebración.